Matemáticas, diversas como los pueblos indígenas

987416por Juan Diego Restrepo Toro – UdeA Noticias

Según los distintos saberes matemáticos que cada pueblo elabora a través del tiempo, podemos afirmar que en vez de una, hay múltiples matemáticas. Ahora, ¿cuál conoces tú y cual conozco yo? Por ejemplo, los Tulé se caracterizan por no tener el concepto de propiedad privada, sino que la tierra es de la comunidad, lo que implica que un concepto matemático occidental como es el área, indispensable para medir y cercar terrenos, no sea relevante para ellos.

La etnomatemática se refiere a las diferentes formas de matemática que son propias de los grupos culturales.Estos saberes están presentes en las prácticas sociales y están asociados a las cosmogonías y a las cosmovisiones de los pueblos, es decir, cómo veo el mundo y cómo lo interpreto”, explicó la docente de la Facultad de Educación, Diana Jaramillo, quien coordinó el proyecto Prácticas sociales, currículo y conocimiento matemático, en el que se buscóreconocer los saberes matemáticos de los pueblos indígenas Tulé y Emberá Chamí, en el departamento de Antioquia.

Con la participación de abuelos, jaibanás, niños, hombres y mujeres de estas dos comunidades, acompañados de un equipo de investigadores de la Universidad de Antioquia, se realizó el trabajo de reconocer saberes matemáticos ancestrales para proponer una re-significación del currículo escolar indígena. Nosotros no llegamos a escoger las prácticas, sino que la dinámica de reconocimiento correspondió al mismo grupo y durante el proceso establecimos una relación horizontal”, aclaró Diana Jaramillo.

En la comunidad Tulé o Dule en Urabá, fueron escogidas las prácticas de siembra del plátano y de elaboración de cestos, mientras en la comunidad Emberá Chamí del municipio de Valparaíso se analizó la construcción de los tambos (sus viviendas). Las anteriores son prácticas clave en la identidad, sobrevivencia y trascendencia de ambos grupos.

Valoro la participación de nuestra comunidad, específicamente de los jaibanás y adultos mayores, quienes tienen ese conocimiento ancestral con el que pudimos trabajar las matemáticas. Una labor necesaria porque muchas veces nos discriminan por nuestro pensamiento y cultura”, dijo Abelardo Tascón, profesor Embera Chamí del Resguardo Indígena Marcelino Tascón en Valparaíso, Antioquia.

Currículo y exclusión

El interés que tienen los pueblos indígenas en discutir los currículos corresponde a la manera como éstos se implementan en Colombia. Según Diana Jaramillo, esta implementación es excluyente, no sólo porque desconoce la diversidad de saberes, también se ignora el lenguaje de las comunidades, pues las guías están escritas en español para pueblos que tienen una lengua diferente, más oral que escrita.

“El Ministerio de Educación, al aplicar los lineamientos para adaptar currículos, confunde a las comunidades indígenas con las comunidades campesinas. Además, los programas corresponden a la cosmogonía y al mundo occidental, un mundo que no es de ellos”, explicó Diana Jaramillo.

En la vida diaria, los maestros indígenas se ven sometidos a tensiones, por un lado el Ministerio de Educación imponiendo una escuela, por el otro, la misma comunidad cuestionando el abandono del conocimiento propio, por ejemplo la costumbre de aprender en la escuela de la cestería o en la escuela de la mola, prácticas culturales en las que se enseña a elaborar cestos o a tejer molas (arte textil tradicional Tulé).

Así como los mayas, los árabes y los chinos, nuestros indígenas también tienen sus saberes matemáticos, por ejemplo, para los Tulé, los números impares no tienen sentido, pues nada existe de manera aislada. La construcción de la casa Tulé es par: la casa hembra y encima, la casa macho, asunto que tiene que ver con el origen.

Entre las conclusiones de este trabajo conjunto está la recuperación de la voz de la comunidad, el debate para que esos saberes no se pierdan por cuenta de la escuela occidental, los conocimientos que los maestros indígenas llevaron luego a la escuela y la recuperación de la identidad.

Este trabajo fue posible, concluyó Diana Jaramillo, gracias a la cercanía que la Universidad de Antioquia ha tenido, por medio del programa de Licenciatura en Pedagogía de la Madre Tierra y de la Organización Indígena de Antioquia, con estas comunidades, quienes “abrieron las puertas de su comunidad y de su corazón” y quienes saben que la recuperación de esos saberes les ayuda a reafirmarse como pueblo indígena.

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